La cúpula de la Parroquia fue con mucho una obra maestra de la ingeniería y la parte más crítica de toda la obra donde se tuvo que echar mano de todo el ingenio y la creatividad para su construcción; según cuentan, la primer cúpula que se empezó a construir era más chica, abarcaba únicamente la nave central y a uno de los párrocos no le gustó y pidió que se rediseñara para que la cúpula abarcara las tres naves del templo, es decir que fuera todo lo ancho del edificio porque quería que en la cúspide del domo llevara unas pinturas que narran la vida del Sr. San José y la Sagrada Familia. La amplitud de su copa fue una proeza casi imposible el lograr cerrar el domo de la cúpula en aquellas épocas donde no existían las trabes de varilla y estructura metálica5. Según la tradición, cuando ya se cerraba la bóveda y se retiraba la cimbra se venía para abajo, ya que el amarre del arco se hacía con piedra y ladrillo formados en bloques dispuestos uno contra otro, pero finalmente la presión y el peso hacían que se viniera hacia abajo. Para poder concluir su construcción se contrató a un perito arquitecto, y cuentan que para aligerar el peso de la cúspide del domo, en la construcción de la bóveda se utilizaron cantaros dispuestos unos con otros y así de esta manera la presión que ejercía se haría hacia los lados y menor hacia el centro y este arquitecto aseguró la solidez de la construcción y les dijo yo me comprometo a que cuando se quite la cimbra yo voy a estar ahí parado en medio y aseveró: “Yo si pierdo – pierdo todo”, y el prodigio de la ingeniería sucedió y finalmente se concluyó la majestuosa cúpula6 .La cúpula de la Parroquia fue con mucho una obra maestra de la ingeniería y la parte más crítica de toda la obra donde se tuvo que echar mano de todo el ingenio y la creatividad para su construcción; según cuentan, la primer cúpula que se empezó a construir era más chica, abarcaba únicamente la nave central y a uno de los párrocos no le gustó y pidió que se rediseñara para que la cúpula abarcara las tres naves del templo, es decir que fuera todo lo ancho del edificio porque quería que en la cúspide del domo llevara unas pinturas que narran la vida del Sr. San José y la Sagrada Familia. La amplitud de su copa fue una proeza casi imposible el lograr cerrar el domo de la cúpula en aquellas épocas donde no existían las trabes de varilla y estructura metálica5. Según la tradición, cuando ya se cerraba la bóveda y se retiraba la cimbra se venía para abajo, ya que el amarre del arco se hacía con piedra y ladrillo formados en bloques dispuestos uno contra otro, pero finalmente la presión y el peso hacían que se viniera hacia abajo. Para poder concluir su construcción se contrató a un perito arquitecto, y cuentan que para aligerar el peso de la cúspide del domo, en la construcción de la bóveda se utilizaron cantaros dispuestos unos con otros y así de esta manera la presión que ejercía se haría hacia los lados y menor hacia el centro y este arquitecto aseguró la solidez de la construcción y les dijo yo me comprometo a que cuando se quite la cimbra yo voy a estar ahí parado en medio y aseveró: “Yo si pierdo – pierdo todo”, y el prodigio de la ingeniería sucedió y finalmente se concluyó la majestuosa cúpula6 .

¿Qué es?

La cúpula del templo parroquial es sin duda el ícono de Calvillo, donde se integra la fisonomía e identidad del pueblo calvillenses; a través del tiempo ha sufrido cambios y restauraciones. Según los informes de los especialistas cada 50 años se requiere la restauración de la pintura y remozamiento de las paredes de la cúpula; incluyendo los medallones de la vida de San José, provocados por el clima, la entrada de feligreses y daños por fenómenos naturales.

En el caso de la cúpula del Señor del Salitre todo está equilibrado: ocho columnas, ocho pinturas, ocho ventanas, ocho triángulos, ocho arcos, ocho círculos, ocho cuadrados, etc., son elementos que dan una sensación de ser un espacio equilibrado y no sólo por eso, sino porque en el “Estilo Neoclásico” se busca el equilibrio y la simetría. Las representaciones pictóricas presentes en ella nos llevan a observarlas una por una y darles un significado como espectadores12. Una composición arquitectónica como la cúpula muestra un dominio sobre el paisaje de Calvillo. El objeto estudio es un techo, es decir, la cúpula del templo del “Señor del Salitre”, la cual es una media naranja octagonal, por fuera se fluido11 puede ver el tambor octagonal, formado por ocho cuadrados la media naranja por ocho triángulos de color amarillo y rojo, en la mitad de los triángulos hacia arriba suben las escaleras y en el centro de la cúpula, coronándola una cruz; alrededor del tambor está una balaustrada corintia13. 

la cúpula, tiene ocho columnas toscanas, con friso dórico, ocho pórticos (arcos) toscanos con pedestal, arriba de los pórticos hay total de cuarenta metopas circulares y cuarenta (contando las ocho de las columnas) triglifos (forma rectangular). Enmarcando el tambor circular una balaustrada dórica, ocho cuadrados que forman el tambor, dentro de ellos, ocho ventanas, sobre las ventanas, ocho ángeles. En la media naranja, ocho triángulos, dividiéndolos ocho cofres con el mismo número de cruces adentro, trazando una línea de puntos que forma un círculo justo dentro de la cúpula, donde cuelga una linternilla de un rosetón (de ocho puntas chicas y ocho grandes) dorada. Dentro de los triángulos hay el mismo número de óvalos y dentro de ellos las representaciones de la vida de San José; tanto los triángulos como los cuadrados y en general gran parte de la decoración de la iglesia están pintados en verde con retoques en oro. La decoración tiene una simetría y un ritmo, pues son características muy marcadas del estilo Neoclásico14. En su exterior la cúpula cuenta con dos escaleras, que parten de la base y terminan en la cúspide, rematada por la cruz que corona la cúpula. La forma circular de la cúpula está presente varias veces en la su estructura arquitectónica: en el círculo del rosetón, en los óvalos de las representaciones de “San José”, en las ventanas y en las metopas circulares, esto nos recuerda que estamos en un “lugar sagrado”, pues representa tanto a Dios como al Cielo y nos evoca constantemente que algún día queremos llegar al cielo con Dios. Los colores de decoración interior, que caracterizan al Templo Parroquial, son representativos de su advocación (San José): Oro y amarillo, significa virtud, entendimiento, prestigio y majestad; rojo, corazón entregado a Dios; verde, la libertad, belleza, alegría, salud, esperanza y mansedumbre; blanco, pureza, inocencia, alegría y representa la virginidad de San José. En el exterior la cúpula es de color rojo y amarillo, colores correspondientes a “San José”, pues según su significado, el rojo es un corazón entregado a Dios, acción que realizó este Santo, pues se caracterizó por su gran obediencia hacia el Ser Superior; el amarillo es virtud y entendimiento, cualidades que mostró el padre adoptivo de Jesús15. Sin olvidar el color rosa de la cantera con que fueron remozadas sus paredes exteriores. Las ocho representaciones de la vida de “San José”, enmarcan la advocación del templo, al estar en la parte central de la cúpula, son el centro toral del templo parroquial. Cada una de las pinturas en forma de medallones escenifica un pasaje de la vida de “San José”, siguiendo un orden circular inicia con la boda de “San José”, que según la tradición tendría unos dieciocho años. La segunda es el nacimiento de Cristo; la tercera es la presentación del niño en el templo; la cuarta representa la huida a Egipto; la quinta, el Niño Jesús hallado en el Templo; la sexta, la Sagrada Familia trabajando en la carpintería; la séptima, la muerte de “San José”; y la octava, “San José” en el cielo, pintadas por Gerardo Martínez, nativo de León, Guanajuato, que vivió muchos años en Calvillo, le ayudaron a pintarlos cinco hermanos nacidos en Calvillo: Jesús, Gregorio, Antonio, José y Zacarías, este último también pintó las representaciones del “Santuario de la Virgen de Guadalupe”, de Calvillo16 .